Se nos fue el Tanito, uno de los buenos que tanta gloria nos dio a principio de la década del 70. Fue el comodín de los equipos que ganaron el Nacional 67, los Metro 70 y 71 y la Libertadores 72. Fue la rueda de auxilio del equipo por su despliegue, garra y ganas. Podía jugar en cualquier puesto del lateral izquierdo. Fue importante cada vez que le tocó la chance de jugar, ya que primero tuvo a Rolan y luego a Pavoni como marcadores de punta. Si bien técnicamente no era un dotado, se las arreglaba muy bien para pasar al ataque y marcar diferencias.

Jugando como puntero izquierdo en la Libertadores 72 tuvo un brillante desempeño. Fue junto al Pato Pastoriza el goleador del equipo con cuatro gritos. Quedó en la historia por haberle hecho un foul a Johan Cruyff en la Intercontinental de 1972 frente al Ajax, que obligó al holandés a salir de la cancha promediando el primer tiempo. Si bien el mito dice que lo fue a lesionar, lo cierto es que el crack que también brilló en el Barcelona anticipó una pelota y el Tano levantó su pierna y le pegó en el muslo. “No lo vi. Es más, cuando recién cayó al suelo me di cuenta que era Cruyff. No hubo mala intención como muchos dijeron. Ni amarilla me sacaron…”, se encargó de decir siempre el nacido un 12 de marzo de 1947 en Ladispoli, un pueblito a 50 kilómetros de Roma.

Su amor por Independiente se reflejó hasta el último día. Hace unas semanas estuvo en el festejo del tercer encuentro de Peñas del CAI en Pergamino, la ciudad que su familia adoptó cuando se radicó en la Argentina. Además, siempre estaba presente viendo la Reserva o las Inferiores en Villa Domínico.

El corazón, que tantas veces metió en cada cruce, empezó a fallar y su cuerpo a tener complicaciones que derivaron en su partida. Sus restos fueron despedidos en el Gimnasio Bottaro por su familia, compañeros, hinchas y directivos. Te vamos a extrañar, Tano.