Las distintas generaciones de los hinchas de Independiente podrán debatir sobre quien pudo haber sido el mejor entrenador de toda la historia, pero inclusive si hasta hubiera una elección, el gran candidato será seguramente José Omar Pastoriza.

El querido Pato tuvo un estribillo tan distinto a las canciones de hoy en día que fue una referencia ineludible de devoción que bajaban de las tribunas: “Gracias Señor Pastoriza por todo lo que nos da, esta hinchada le agradece, le agradece hasta el final”.

Tan grande fue el respeto que el hincha genuino se olvidó que Pastoriza no fue parte del riñón tras su origen rosarino/santafesino, y además tuvo un paso por la vereda de enfrente. Sin embargo, el volante por derecha llegó en 1966 para ganar el Campeonato Nacional 1967 y fue un emblema en la formación del Bicampeonato Metropolitano 1970/1971. “Un crack, un adelantado” lo definía Pepé Santoro. “Sabía leer las jugadas y tenía un estilo y un despliegue tanto en defensa como en ataque que lo convirtió en líder”

El Pato convirtió más de 30 goles para Independiente y hay algunos que quedaron en la historia. Uno de ellos fue el 2-0 a Gimnasia para asegurar el Metropolitano 1971 y el otro a fines de ese año cuando, tras perder invicto y por penales, en la semifinal del Nacional con San Lorenzo, el Rojo le ganó 1-0 al Ciclón en la cancha de Boca en un partido desempate para ingresar a la Copa Libertadores.

Esa victoria fue el puntapié inicial al futuro tetracampeonato de América. En 1972, Pastoriza se despidió de Independiente pero antes ganó magníficamente la Libertadores, y el “hasta luego” fue ante Ajax en Holanda. El Rojo no salió Campeón del Mundo porque enfrentó a Cruyff y toda la maquinaria naranja, pero pese al resultado también fueron héroes.

Estuvo 4 años en el Mónaco, y luego regresó para asumir como entrenador el 25/07/1976. El Rojo sin chances en el Metropolitano empezaba a modelar el equipo que haría la máxima hazaña a nivel mundial en el fútbol

 El debut fue en la Bombonera ante Estudiantes. Los partidos se jugaban en estadios neutrales. El Rojo ganó por 5-1 con un Hat-Trick de Daniel Astegiano. Paradójicamente Bochini, con el que nunca jugó un partido oficial, tampoco estuvo en el debut.

Independiente fue Campeón del Nacional en 1977 y 1978 tras duras batallas ante Talleres de Córdoba y River. Sin embargo, fiel a una vida nómade repartió sus conocimientos por el mundo. En total fueron 5 ciclos en el Club. En 1983 asumió y fue Campeón Metropolitano. En 1984 conquistó América ahora como DT, y luego fue Campeón del Mundo en Japón.

Sus posteriores períodos no fueron efectivos como los anteriores, pero el hincha lo respetó siempre, le agradeció con su particular canción y le fue fiel en un sentimiento indivisible entre técnico y simpatizante.

Dicen que hacía unos asados de novela. No eran tiempos de arenga. Su sabiduría pasaba por otro lado y hablaba en la cancha, como jugador y como técnico. Un crack, y un gran tipo que jamás lo vamos a olvidar. Todo aquel que lo vio parado detrás de la línea de cal siempre tendrá una inigualable referencia, y por eso cantará para siempre ese popular estribillo.

Gracias Pato por tantas alegrías.