A fines de julio de 1977, Independiente tenía un gran equipo que con la conducción del Pato Pastoriza luego haría historia en el Campeonato Nacional. En época del Torneo Metropolitano tuvo un gran mano a mano con River y el Rojo finalmente terminó siendo el Subcampeón. Fue un gran año futbolístico en que Independiente volvía a dominar en el mapa argentino.

La noticia triste de ese año fue el fallecimiento de Arsenio Pastor Erico. El paraguayo fue un jugador que quedó grabado a fuego en la historia del fútbol argentino por ser el máximo goleador en toda la historia del profesionalismo con 295 goles.

La llegada del paraguayo a Independiente fue muy curiosa. En los años 30 Paraguay y Bolivia estaban en guerra, y Erico formó parte de un equipo de la Cruz Roja de los guaraníes que disputó un encuentro en la cancha de Boca con fines benéficos. Allí dirigentes del Rojo lo observaron, y no dudaron en ficharlo. Un hombre muy dinámico, atlético, con un salto incomparable, goleador de cabeza, contorsionista, Erico fue un deportista completo, con un físico ideal, y dueño de una capacidad áerea increíble en ambas áreas.

El paraguayo convirtió goles a 23 diferentes equipos. Sus principales víctimas fueron Estudiantes (23) y Gimnasia (22). A Racing le hizo 19 goles. El primero en septiembre de 1935 y el último, diez años después. Desde 1945 ya pasaron más de 70 años y nadie lo pudo superar en el clásico de Avellaneda. El detalle de goles es escalofriante. Erico anotó 69 goles de cabeza, 4 fueron de tiro libres, solamente hizo 10 de penal y el resto (212) fueron de jugada.

Erico se fue de gira hace 39 años, una tribuna lleva su nombre, fue Bicampeón en 1938 y 1939 y es sinónimo de Independiente, un grande, un verdadero Campeón.